Medicina Basada en la Evidencia
Diseños metodológicos – 198 – Entre sus objetivos más importantes están: ■ Mejorar la práctica clínica. ■ Educar a los profesionales y pacientes ofreciéndoles la mejor evidencia disponible. ■ Disminuir la variabilidad profesional. ■ Mejorar la calidad asistencial. Una guía de práctica clínica es el conjunto de recomendaciones basadas en la mejor evidencia disponible evaluando los riesgos y beneficios de las diferentes alternativas, con el objetivo de optimizar la atención sanitaria a los pacientes. Se elaboran siguiendo unos pasos concretos, de manera sistemática y reproducible En 2011 el IOM incluyó una nueva versión de la defini- ción: “conjunto de recomendaciones basadas en una revisión sistemática de la evidencia y en la evaluación de los riesgos y beneficios de las diferentes alternati- vas, con el objetivo de optimizar la atención sanitaria a los pacientes”. De esta manera pueden diferenciarse de otros instrumentos, como los protocolos, las vías clí- nicas o los procedimientos. Los protocolos son docu- mentos que marcan una secuencia lógica de activida- des a desarrollar frente a un problema de salud o área a mejorar en un entorno determinado. Tienen carácter normativo y no suelen presentar las alternativas; ge- neralmente, se basan en los conocimientos científicos existentes, teniendo en cuenta los recursos del centro en el que se han de aplicar. Los procedimientos hacen referencia a la secuencia de acciones que se llevan a cabo para cumplir cada etapa de un protocolo. Las vías clínicas establecen la secuencia de las actuaciones que deberán realizarse por todos los profesionales que intervienen en el cuidado de los pacientes ante pato- logías determinadas y que presentan un curso clínico predecible. Las vías clínicas definen la secuencia, dura- ción y responsabilidad en cada uno de los actos clínicos de los distintos profesionales (médicos, enfermeros, auxiliares, etc.) en un intento de optimizar los recursos y mejorar la calidad asistencial. GUÍAS DE PRÁCTICA CLÍNICA BASADAS EN LA EVIDENCIA El IOM define no solo qué es una GPC, sino cómo deben estar elaboradas, con participación de los diferentes grupos implicados y adoptando medidas que eviten los sesgos y los conflictos de intereses. Debe seguir una metodología rigurosa y transparente, y explicar la rela- ción entre la evidencia, las opciones disponibles, los re- sultados obtenidos y la fuerza de las recomendaciones que se hacen. Por otra parte, también se recomienda in- cluir las peculiaridades de los subgrupos de pacientes. Para que su utilidad se mantenga en el tiempo, la GPC tiene que actualizarse siguiendo la misma metodología que para su creación. Características recomendadas de una GPC ■ Validez: las recomendaciones propuestas son el re- sultado de una revisión rigurosa de la evidencia cien- tífica y su aplicación consigue los resultados clínicos esperados. ■ Fiabilidad: si otro grupo de profesionales utilizara la misma metodología e igual evidencia científica llega- ría a las mismas recomendaciones. ■ Reproductibilidad: diferentes profesionales sanita- rios las aplican de igual forma en contextos clínicos diferentes. ■ Flexibilidad: quedan reflejadas todas las alternativas de manejo posibles y razonables. Se identifican cla- ramente las situaciones en las que las recomenda- ciones no se pueden aplicar de forma total o parcial. Las características que debe tener una guía de práctica clínica son validez, fiabilidad, reproductibilidad, flexibilidad, aplicabilidad, claridad, multidisciplinariedad, metodología explícita, actualización e independencia ■ Aplicabilidad: adecuación al contexto clínico y a las poblaciones definidas en la evidencia científica ana- lizada. Las recomendaciones pueden llevarse a la práctica en nuestro ámbito, teniendo en cuenta la es- tructura sanitaria y los recursos disponibles. ■ Claridad: lenguaje asequible y formato adecuado al perfil de los usuarios potenciales. Precisión en los términos. ■ Multidisciplinariedad: en el proceso de elaboración participan todos los grupos implicados en el tema objeto de la guía (médicos de Atención Primaria y/o asistencia especializada, enfermería, otros trabaja- dores sanitarios o no sanitarios, pacientes, organiza- ciones sanitarias). ■ Metodología explícita: refleja claramente las perso- nas que han intervenido en la realización, así como los métodos empleados en la identificación de las evidencias y la elaboración de las recomendaciones. ■ Actualización-revisión programada: aporta las últi- mas novedades y se incluye un calendario que garan- tiza la evaluación periódica de sus recomendaciones. ■ Independencia: no existe conflicto de intereses.
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