Medicina Basada en la Evidencia
Introducción a la MBE – 88 – ción de la muestra a evaluar sea adecuada y represen- tativa y su tamaño suficiente. Asimismo, si la valoración de los criterios es subjetiva, deberían evitarse los sesgos de clasificación realizando su evaluación de forma ciega, tanto para la institución y médico implicados, como para los resultados de salud del proceso analizado. Áreas susceptibles de mejora Como resultado de estos estudios obtendremos una evaluación de nuestra práctica clínica, pudiendo cuan- tificar el grado de idoneidad de la misma, identificar áreas susceptibles de mejora y estrategias de interven- ción. Resultará útil poder comparar nuestros indicado- res de idoneidad con los de otras instituciones y con niveles estándar de calidad. Por último, este proceso de evaluación debería cerrarse con propuestas concretas de mejora, intervenciones educativas y nuevas audito- rías que faciliten la retroalimentación del proceso. El Evidence-Based Medicine Working Group ha propues- to una guía de interpretación de la literatura aplicable a revisiones de utilización de tecnología o auditorías clínicas, que puede resultar útil para comprobar su va- lidez y aplicabilidad. Esta guía, resumida en la Tabla 3 , repasa y evalúa los distintos apartados del diseño y ejecución de estos estudios, sirviendo como lista guía para su valoración crítica. Todo el paradigma de trabajo válido, explícito y estructurado de la medicina basada en la evidencia (pasos 1 a 4) debe concluir con la adecuación de la evidencia científica a la práctica clínica (paso 5), pues, si no, será un recurso ineficiente Ofrecer a nuestros pacientes una asistencia de calidad, en condiciones de trabajo no siempre óptimas, cons- tituye un reto para todo sanitario. Si queremos tomar las decisiones clínicas más correctas y elegir los pro- cedimientos diagnósticos, terapéuticos y preventivos más adecuados para cada situación clínica, tendremos que integrar nuestros conocimientos y experiencia con la mejor evidencia disponible. Sin embargo, realizando un análisis crítico de nuestra práctica clínica, podemos comprobar cómo una parte importante de nuestras de- cisiones no siempre se sustenta en una evidencia cien- tífica válida. Algunos ejemplos claros en Pediatría son el uso innecesario de antibióticos o el empleo de antibió- ticos de amplio espectro en infecciones respiratorias, el incumplimiento de medidas preventivas (vacunaciones, suplementos vitamínicos), el insuficiente tratamiento de control del asma, el manejo diagnóstico-terapéutico de la bronquiolitis, las convulsiones febriles o la fiebre sin foco en el lactante, la utilización incorrecta o insufi- ciente de pruebas diagnósticas en la infección urinaria y la indicación de amigdalectomías. Tabla 3. Guía de interpretación de auditorías clínicas 1. ¿Son válidos los criterios de evaluación? ■ ¿Se utilizó un proceso explícito para identificar la evidencia disponible? ■ ¿Cuál es la calidad de la evidencia utilizada para formular los criterios? ■ ¿Se utilizó un proceso explícito, sistemático y fiable para recabar la opinión de expertos? ■ ¿Los criterios de evaluación están asociados con los resultados de salud de los pacientes? 2. ¿Se aplicaron apropiadamente los criterios de evaluación? ■ ¿El proceso de aplicación de los criterios fue fiable, no sesgado y robusto? ■ ¿Se han realizado estudios de sensibilidad para valorar el impacto de la incertidumbre asociada con las evidencias y resultados considerados en el diseño de los criterios? 3. ¿Puede utilizar los criterios de evaluación en el contexto de su propia práctica clínica? ■ ¿Son relevantes los criterios para el contexto de su práctica? ■ ¿Se ha examinado la viabilidad de la utilización de los criterios en contextos similares al suyo? Si bien verificar la idoneidad de todos los procedimien- tos que empleamos puede resultar una tarea inabar- cable, no deberíamos renunciar a valorar algunos de ellos, a través de la realización de estudios propios o la interpretación de trabajos publicados por otros. Supe- rar los problemas que interfieren en la adecuación de la práctica clínica a la evidencia y poner en marcha es- trategias de mejora requerirá un esfuerzo importante. Aunque, sin duda, tendrá un impacto directo y positivo sobre la atención a nuestros pacientes. Concluimos con las conclusiones de una reciente revi- sión sobre el tema de la adecuación clínica llevada a cabo por Xavier Bonfill, desde el Centro Cochane Ibe- roamericano: ■ Una práctica clínica debe ser adecuada para que sea de calidad. Ello comporta encontrar el necesario equilibrio entre sus potenciales beneficios, sus posi- bles daños y los costes asociados. ■ Siempre que sea posible, los pacientes deben ser informados objetivamente de los pros y contras de las propuestas diagnósticas y terapéuticas que se les ofrecen para que puedan valorarlas de acuerdo con sus valores y preferencias. ■ Para evaluar y mejorar la adecuación, antes que nada, es necesario familiarizarse con los conceptos relacio- nados con la misma, para luego profundizar en otros mecanismos de apoyo institucional y profesional. ■ La adecuación de la práctica clínica debería consti- tuirse como uno de los ejes esenciales de la forma- ción de los profesionales de la salud.
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