McAlister SM, Van den Biggelaar AHJ, Cooper MN, Thornton R, Richmond P, Marshall H et al. Acellular pertussis vaccine given in the week after birth does not impair antibody responses to later childhood doses. Pediatr Infect Dis J. 2025;44:476-83.
Conclusiones de los autores del estudio: la vacunación al nacimiento con pertussis acelular no interfiere en la respuesta inmunológica con las dosis de refuerzo posteriores. Esta estrategia podría ser una alternativa para la protección temprana frente a la tosferina, cuando la vacuna no se ha administrado durante el embarazo.
Comentario de los revisores: se trata de un estudio metodológicamente adecuado que tiene importancia clínica y aplicabilidad en nuestro medio. Sin embargo, es poco probable que sus resultados hagan cambiar las recomendaciones actuales de vacunación, dada la magnitud moderada de los efectos encontrados unido al alto coste de la medida.
Espínola Docio B, González P. Una dosis de vacuna acelular de tosferina al nacimiento no interfiere con la respuesta inmunológica en las dosis posteriores de vacuna. Evid Pediatr. 2025;21:45.
McAlister SM, Van den Biggelaar AHJ, Cooper MN, Thornton R, Richmond P, Marshall H et al. Acellular pertussis vaccine given in the week after birth does not impair antibody responses to later childhood doses. Pediatr Infect Dis J. 2025;44:476-83.
Objetivo: conocer los efectos a largo plazo de la administración al nacimiento de una dosis de vacuna monovalente de pertussis acelular (Pa), en la respuesta de anticuerpos tras las dosis de refuerzo de los 18 meses y 4 años de las vacunas combinadas de tosferina de alta y baja carga.
Diseño: ensayo clínico aleatorizado (ECA) en el que se describe el seguimiento a largo plazo (18 meses y 4 años) de niños incluidos en otro ECA en el que se evaluaba el efecto de una dosis de tosferina acelular (aP) en la primera semana tras el nacimiento.
Emplazamiento: el estudio se realiza en cuatro hospitales de cuatro ciudades australianas (Sydney, Melbourne, Perth y Adelaida).
Población a estudio: 162 niños participaron en el seguimiento a los 18 meses. En 14 niños no se obtuvieron muestras para el estudio de anticuerpos antes de la dosis de vacuna. Abandonaron el estudio 3 niños antes de la revisión al mes de la vacunación.
A los 4 años participaron 123 niños, de los cuales 117 completaron el estudio.
Intervención: los niños del estudio previo que recibieron al nacimiento una dosis de vacuna de tosferina acelular (aP) y de hepatitis B (grupo intervención, GI) o únicamente hepatitis B (grupo control, GC) y posteriormente el calendario habitual de inmunizaciones son aleatorizados para recibir la vacuna combinada de difteria-tétanos-tosferina acelular de alta o baja carga a los 18 meses y 4 años. La distribución de los grupos se detalla en la Tabla 1.
Tabla 1. Grupos de estudio e historia vacunal de los participantes. Mostrar/ocultar
Medición del resultado: la variable principal es la concentración media de inmunoglobulina G (IgG) frente a DTPa antes y un mes después de la administración de la vacuna de recuerdo (18 meses y 4 años). Con ello se valora la persistencia de anticuerpos de la primovacunación y la inmunogenicidad del refuerzo, respectivamente. La variable secundaria es el porcentaje de niños con seroconversión tras la vacunación, definida como un incremento mayor de cuatro veces los títulos de anticuerpos antes de la dosis de refuerzo. Los resultados se analizaron por intención de tratar. Para el estudio de las concentraciones medias de IgG se realizó regresión lineal con control de variables, y para las tasas de seroconversión se usaron modelos de regresión logística.
Resultados principales: antes del refuerzo de los 18 meses, la IgG frente a antígenos vacuna pertussis (AVP) fue significativamente mayor en los niños que habían recibido en el periodo neonatal una dosis de Pa (grupo 1: 5,1 UI/ml (intervalo de confianza del 95% [IC 95]: 3,92 a 6,51); grupo 2: 6,3 UI/ml (IC 95: 4,77 a 8,43) frente a los que no la habían recibido (grupo 4: 3,4 UI/ml (IC 95: 2,73 a 4,2) y grupo 5: 4,4 UI/ml (IC 95: 3,49 a 5,51). Tras la dosis de los 18 meses, los títulos de anticuerpos fueron mayores en aquellos que habían recibido la vacuna de alta carga (grupo 1: 58,7 [IC 95: 43,9 a 78,6] y grupo 4: 64,2 [IC 95: 49,3 a 83,65]) frente a los que habían recibido la de baja carga, independientemente de si habían recibido o no vacuna en el periodo neonatal (grupo 2: 47,3 [IC 95: 38,2 a 58,39] y grupo 5: 58,3 [IC 95: 46,94 a 72,29])*.
Antes del refuerzo de los 4 años, en los grupos control (sin vacuna en periodo neonatal), los niños que habían recibido a los 18 meses la vacuna de baja carga tenían niveles más bajos de IgG frente a pertactina que los que recibieron la de alta carga (grupo 5: 13,7 [IC 95: 8,4 a 22,4] vs. grupo 4: 35,2 [IC 95: 15,3 a 81,0]). Tras la dosis de los 4 años, el grupo que tuvo niveles más altos de anticuerpos fue el que había recibido la vacunación estándar (hepatitis B al nacimiento y refuerzo de alta carga a los 18 meses y 4 años).
Conclusión: la vacunación al nacimiento con pertussis acelular no interfiere en la respuesta inmunológica con las dosis de refuerzo posteriores. Esta estrategia podría ser una alternativa para la protección temprana frente a la tosferina, cuando la vacuna no se ha administrado durante el embarazo.
Conflicto de intereses: varios autores trabajan para la industria farmacéutica o reciben financiación de esta.
Fuente de financiación: financiado por la industria farmacéutica.
Justificación: en los últimos años se ha observado un aumento de los casos de tosferina a nivel mundial, incluso en países con elevadas tasas de cobertura vacunal como es España1. A pesar de la disminución gradual del número de casos a partir de 2015 tras la introducción de la vacunación a embarazadas con dTpa, se ha observado un aumento considerable de la incidencia en los últimos años, alcanzándose en la primera mitad de 2024 una cifra muy superior a la registrada en 20152. Aunque afecta a todos los grupos de edad, la mayor gravedad y la mayor tasa de hospitalización se da en los primeros meses de vida.
Una publicación previa del mismo estudio muestra que una dosis de vacuna monovalente acelular frente a Bordetella pertussis en los primeros 5 días de vida genera mayores cifras de anticuerpos a las 6-10 semanas de vida con un buen perfil de seguridad en los niños vacunados frente a los que no la recibieron3. No obstante, se trata de un hipotético efecto clínicamente aún no demostrado, puesto que no existen estudios en humanos que confirmen que la incidencia o gravedad de la enfermedad es menor en los primeros meses de vida en esos niños. En el presente estudio se pretende determinar los efectos a largo plazo (18 meses y 4 años) a nivel inmunológico, de los niños vacunados en el periodo neonatal tras las dosis de refuerzo de vacuna combinada.
Validez científica: el estudio está realizado en un entorno hospitalario en Australia, país de características socioeconómicas similares a las nuestras, por lo que tiene validez externa.
Para conocer los criterios de inclusión y exclusión nos remite a una publicación previa del mismo estudio4. La intervención está bien definida. El resultado es de interés. No se indica el tipo de aleatorización ni hay enmascaramiento. El seguimiento es completo. Se realiza análisis por intención de tratar.
Importancia clínica: la magnitud del efecto se presenta como diferencia de medias. Antes del refuerzo de los 18 meses, la concentración media de IgG frente a toxina pertussis fue significativamente mayor en los niños que habían recibido en el periodo neonatal una dosis de pertussis acelular. Sin embargo, no se encuentran diferencias en los anticuerpos generados frente a otros antígenos. Tras la vacunación de los 4 años, los niveles más altos de anticuerpos se encontraron en los niños que habían recibido las vacunas del calendario oficial.
La magnitud del efecto parece discreta. Por otro lado, la variable elegida es de importancia menor para la toma de decisiones. Por todo ello, aunque dada la situación epidemiológica actual el estudio tiene interés clínico, no queda bien establecido que el efecto encontrado sea clínicamente relevante como para cambiar las recomendaciones actuales.
Estudios previos no encontraron diferencias en los niveles de anticuerpos antes de la dosis de refuerzo recibida durante el segundo año de vida4.
A pesar de ser una medida de bajo riesgo, los beneficios clínicos no están bien establecidos y el coste económico de introducir una nueva vacuna en el calendario es alto.
Aplicabilidad en la práctica clínica: aunque el objetivo del estudio tiene interés clínico, los resultados obtenidos son de relevancia moderada, por lo que, unido al alto coste de la medida que supondría introducir una nueva vacuna en el calendario, no parece probable que justifique la modificación de las recomendaciones actuales. Por otro lado, desde 2015 en nuestro país se vacuna a las embarazadas de tosferina para proteger a sus hijos en las primeras semanas de vida.
Conflicto de intereses: no existe.
Espínola Docio B, González P. Una dosis de vacuna acelular de tosferina al nacimiento no interfiere con la respuesta inmunológica en las dosis posteriores de vacuna. Evid Pediatr. 2025;21:45.