Según su lugar de elaboración y su órgano diana, la melatonina puede actuar como hormona, neurotransmisor, citoquina, factor de crecimiento, modificador biológico o tener una función inmunomoduladora1.
La piel dispone de un sistema melatoninérgico cutáneo, conteniendo sus células el mecanismo enzimático que regula la síntesis de serotonina, así como receptores de la melatonina, fundamentalmente receptores MT1.
En contraste con el sistema melatoninérgico pineal, que está organizado para responder a estímulos que presentan un ritmo circadiano (sueño-vigilia), este sistema melatoninérgico cutáneo responde a la estimulación continua y tiene un papel protector celular de primera línea frente al estrés oxidativo contribuyendo la melatonina a la preservación de la integridad física y funcional cutánea frente a estresores ambientales y/o internos. Este sistema melatoninérgico cutáneo forma parte, así, de un complejo dispositivo de respuesta al estrés2.
Esta respuesta al estrés la melatonina la realiza mediante diferentes actividades antioxidantes, tales como la disminución de la peroxidación lipídica y la prevención de la degranulación, infiltración y activación de los mastocitos de la dermis que contribuyen al daño cutáneo3.
En la dermatitis atópica (DA), el estrés oxidativo condiciona la respuesta inflamatoria; en la fase aguda las lesiones son causadas por citoquinas dependientes de células Th2 (interleucinas [IL]: IL-4, IL-5 e IL-13), mientras que en la fase crónica provienen de células Th1, especialmente el interferón gamma. Los pacientes con DA presentan niveles disminuidos de interferón gamma generalmente ligados a una menor liberación de melatonina lo que, a su vez, puede contribuir a los problemas de sueño asociados. Algunos datos experimentales apuntan que la melatonina y su precursor triptófano, podrían reducir los niveles de IgE e IL-4, dificultando la aparición de DA; sin embargo, también podrían reducir los niveles de interferón gamma.
En las fases agudas de DA se observa una reducción de los niveles séricos de melatonina diurna, mientras los niveles séricos nocturnos se encuentran elevados. Esta situación, que parece un contrasentido si tenemos en cuenta las elevadas tasas de problemas de sueño entre los niños con DA, se explica por el enmascaramiento de la disminución de la producción de melatonina procedente de tejidos extrapineales que ocurre durante los brotes de DA, con el incremento de la melatonina pineal4.
Resumiendo, la melatonina participa en diversas acciones en la piel5:
Así pues, la melatonina, como potente factor antioxidante a través del sistema melatoninérgico cutáneo, podría contrarrestar los factores estresantes ambientales y endógenos, regular la respuesta inmunológica y disminuir el estrés oxidativo, promoviendo la integridad de la piel. Es en base a estos factores por lo que se propone como un elemento terapéutico6.
Para su aplicación terapéutica en Dermatología, la melatonina debería usarse preferentemente de manera tópica, pues por vía oral alcanza menores niveles en sangre debido a la degradación en el hígado, lo que limita el acceso a la piel. Como la melatonina puede penetrar en los estratos profundos debido a su característica lipofílica, la sintetizada en la piel junto a la tópica proporcionarían un potente sistema defensivo frente al estrés oxidativo (por ejemplo, la inflamación crónica de la dermatitis atópica).
En niños con dermatitis atópica, tanto el prurito nocturno como los problemas del sueño son condicionantes frecuentes de su calidad de vida y mejorar ambas situaciones puede marcar la diferencia. Aquí la melatonina puede jugar un papel importante; sin embargo, es necesario tener presente que la melatonina es especialmente útil en aquellos pacientes que presentan un déficit de su secreción o una secreción retardada de la misma y no en todos los individuos por igual. En el estudio de Chang et al. referenciado en este número de Evidencias en Pediatría7, todos los pacientes tienen un periodo previo de realización de una agenda de sueño y medidas de higiene de sueño; es difícil valorar el porcentaje de la mejoría del sueño referenciado que es resultante de ese perfeccionamiento de la higiene de sueño.
A pesar del papel cada vez más importante que se otorga al sistema melatoninérgico cutáneo, el uso terapéutico de la melatonina en la DA todavía tiene algunas cuestiones que dilucidar:
Así pues, más de sesenta años después de su descubrimiento, el futuro de la melatonina en Dermatología está comenzando de una manera prometedora… pero, como pediatras, debemos primar el principio de prudencia y valorar individualmente cada escenario clínico.
Otra situación diferente es el papel de la melatonina en los problemas de inicio de sueño o en situación de retraso de fase horaria, en los que se dispone de mayor evidencia científica8.
Evidentemente se necesitan todavía más estudios para clarificar los efectos neuroinmunohormonales de la melatonina de cara a la generalización de su uso terapéutico tópico en la DA, pero artículos como el referenciado en este número de Evidencias en Pediatría abren puertas que permitirán en un futuro tomar decisiones basadas en datos.
Pin Arboledas G. Melatonina en la dermatitis atópica: ¿sí o no? Evid Pediatr. 2016;12:19.